El amor sádico, el del reencuentro con sí mismo, el de la idealización propia, me mira y me borra. Insatisfecho con abrir los ojos, se obnubila con la perfección de aquello que habita cuando la noche comienza, y como una trampa de conejos, un inocente sendero lleva a una recompensa al final. Tu, erigido como un totem, guía espiritual en el vacío de un desierto, del mar y las montañas, me entrego a tu voluntad para encontrar una ruta de plena fe para soltar la angustia de morir. Aquello que fui, ya no es, y así me convierto en mi mejor versión de tu deseo y soy un poquito más feliz. Y así, los años terminan, ya no eres la misma que años atrás, el mundo creado ahora es desmontado y no logras separar tu identidad a la del otro. Lo recuerdas para tenerte a ti misma, lo revives, tratas de separarte, pero estás fundida a ese fantasma metalico. ¿Quién eres ahora? ¿quien eres después de amar? ¿quién eres en tu completa soledad? La distancia es una incesante pulsión, el sol brillando en la nuca tras horas de caminar sin una gota de agua y sin avistar una fuente o un oasis. Desolación
Las ilusiones son perfectas
martes, julio 08, 2025
miércoles, julio 02, 2025
Complaciente
Dije en muchas ocasiones "me molesto muchas veces, pero me enojo poco", no hubiese reparado lo revelador de esa frase. En este trending topic de "poner límites" que tiene la biopolítica de las redes sociales y que se representa como un tema de conversación al abordar cosas personales con gente cercana, salió esto de "tienes que aprender a poner límites para que no te ocurra de nuevo". No me parece algo exento del género esto de socializarnos como personas complacientes, que piensa siempre en el otro, colaborativas, abnegadas y que debemos expresarnos con mucha cautela y suavidad. ¿Como ser mujer y enojarse? En este desarrollo de la emotividad, percibo que el enojo no es más que el malestar adherido a la dignidad personal, como una forma de expresión de contradicción y negación. Si sacamos la crueldad de la ecuación, ¿por qué resulta tan difícil enojarse legítimamente?
Así es como esa frase se transformó en una ventana a mi complaciencia, esta persona seudo rebelde que tenía pensada, no permitía el malestar y no el enojo. Y no es hasta que aparecen esos "no" rígidos que te hacen pensar en la contradicción entre "lo tengo que hacer" y "no quiero hacerlo". ¿Cómo no sucumbir a la tristeza cuando la dignidad no es valorada y sin esa dignidad el límite es borroso? Pienso que validar y posicionar el enojo como un instrumento catalizador de una sensación de malestar, conlleva replantear que es un medio que dirigido a un objetivo netamente expresivo: un "NO". Un NO sincero, un NO cuidadoso, un NO necesario.
jueves, junio 19, 2025
jueves, junio 05, 2025
Tierra
Quizás tenías razón en como me veías... con una fiereza descomunal, como montaña erigiéndose con fuerza; pero tierna como el musguito que crece tímidamente
jueves, mayo 29, 2025
Casi 20 años
Casi 20 años apodé mi espacio "las ilusiones son perfectas" y pienso "la única vez que me amo bien estuvo destinado a ser solo una ilusión"
sábado, mayo 24, 2025
El segundo corazón
Nunca lo hubiera previsto, que cada vez que pensara en ti o te sintiera cerca, iba a tener ganas explosivas de ir al baño. Así que como va la relación, te asocio con el confort y una lavada de culo.
sábado, mayo 17, 2025
Fenomenología: No eres tú, soy yo
Sí, soy yo.
Una amiga me decía que se sentía triste luego que un chico había terminado con ella, si bien no había hecho nada malo durante la relación y era entendido por ambas partes de esa manera, ella sentía que algo malo había en sí misma. Sí, probablemente evitamos reconocer que somos los malos de la película y nos acostumbramos a decir "es que cuando mastica hace sonar la boca", "tiene mal aliento en la mañana", "cuando discute, parece demasiado sobresaltado", "es demasiado copuchentx" y asi una serie interminables de razones. Sí, pareciera que el problema está en el entorno, está en el otro, pero en un mundo donde estamos acostumbrados a alienar nuestro ego y existencia, estamos pasando por alto que esas son nuestras percepciones: "yo no me puedo concentrar cuando mastica", "al despertarme mi olfato es más sensible", "me atemoriza la gente molesta", "me atemoriza que esa sea su percepción de mi". Todo pasa por la historia personal sensible ante el mundo, una serie de elementos entrecruzados que marca nuestra percepción de agrado y desagrado. No queremos ser la persona que no pudo desarrollar el cariño en la relación, en especial si somos mujeres y debemos ser las que quieren más. Y de a poco, tomamos el monopolio del afecto, mi malestar ante el otro, ya sea dirigido o no hacia a mi, es más relevante. El problema es el otro... y el otro, enseñado a lograr y alcanzar el objetivo de ser querido, cambia, se adapta, se entiende como el problema, porque su objetivo es algo que jamás dependerá de él.
Cada vez me hago más amiga de "no eres tu, soy yo... y probablemente siempre seré yo".